Receta de Hígado encebollado con vino tinto

Receta de Hígado encebollado con vino tinto

Receta de hígado con cebolla a la antigua

El hígado de ternera es una carne rica y carnosa que sabe mucho a hierro y minerales, lo que no debería sorprender, ya que el hígado está repleto de vitaminas y minerales. La textura y el sabor son desagradables para muchos, sin embargo, cuando se combina con un tinto potente y almibarado como el Amarone, puede que le guste este plato si antes no le gustaba.

El Amarone es un vino tinto fuerte con altos niveles de alcohol, pero los sabores a chocolate amargo, cerezas y pasas le engañan para que no se dé cuenta de lo potente que es este vino. Las moras, los frutos secos, las frambuesas, las especias y el humo hacen del Amarone un placer para comer con hígado y cebollas, ya que complementa la dulzura del plato. Mientras tanto, la textura rica y aterciopelada cubre los sabores desagradables del hígado de ternera que no a todo el mundo le gustan.

El Amarone es caro, así que si no quiere invertir demasiado en este vino, pero quiere algo similar, opte por un Ripasso Valpolicella, que a menudo se conoce como un “baby Amarone” y suele costar la mitad o menos.

Un dato curioso: en la película El silencio de los corderos, Hannibal Lecter dice: “Me comí su hígado con unas habas y un buen chianti”. En el libro, el vino original es Amarone, que es un maridaje más clásico de hígado y vino. Los productores de la película cambiaron el Amarone por el Chianti porque pensaron que el público estaría más familiarizado con ese vino. Aun así, el Chianti funciona muy bien con el hígado, del que hablaremos más adelante.

¿Qué vino tinto combina bien con el hígado y las cebollas?

El hígado y las cebollas marida mejor con vinos tintos como Amarone, Côtes du Rhône, Shiraz, Merlot y Zinfandel. Dado que el hígado con cebollas es un plato dulce, puede tomarlo de dos maneras. Puede acompañarlo con vinos de sabor dulce, como Amarone, Ripasso o Zinfandel.

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¿Se lava el hígado antes de cocinarlo?

Enjuagar suavemente las lonchas de hígado con agua fría y secarlas con toallitas de papel. Colóquelas en un plato llano y vierta suficiente leche para cubrirlas. Dejar reposar mientras se preparan las cebollas, o reservar más tiempo si se dispone de él. El remojo eliminará el amargor.

¿Cuánto tiempo debo dejar el hígado en remojo antes de cocinarlo?

Remojar el hígado en un plato o cuenco con leche durante 30-60 minutos. Este es un paso importante para eliminar el sabor amargo del hígado. Salpimiente generosamente el hígado y déjelo a temperatura ambiente mientras prepara el resto de ingredientes. Seque el hígado.

Hígado de cordero al vino tinto

Comience esta receta preparando el hígado. Córtelo en rodajas finas, salpimiéntelo y pase los trozos por harina. Fría el hígado en aceite de oliva caliente por ambos lados; sáquelo de la sartén y póngalo en una cazuela. Añadir la cebolla y las hierbas a la sartén y cocinar hasta que se doren. Incorporar el vino y el vinagre, reducir y verter la salsa de tomate. Vierta ahora la salsa obtenida sobre el hígado. Tapar la fuente y cocer en el horno caliente durante 30 minutos. Mientras tanto, pelar y cortar las patatas en rodajas y colocarlas en una fuente de horno. Rocíalas con un poco de aceite, sazónalas bien y cúbrelas con las lonchas de bacon. Cocer en el horno unos 30 minutos. Servir el hígado de cerdo con salsa de vino tinto con el bacon asado y las patatas.

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Receta sencilla de hígado de ternera

El hígado de buey, magro y rico en proteínas y minerales, tiene un fuerte sabor a carne, terroso, ligeramente dulce, casi a caza salvaje. Algunas recetas, sobre todo las más antiguas, recomiendan suavizar ese sabor remojando antes el hígado troceado en leche.

Yo no lo hice en mi receta porque, al igual que muchos otros amantes de este despojo (carne de órgano) económico, disfruto de su sabor fuerte y atrevido que, como es lógico, combina bien con otras cosas fuertes y sabrosas.

Una vez sazonadas, enharinadas, fritas y emplatadas las lonchas de hígado que yo tomé, las cubrimos generosamente con la salsa. El plato resultante sabe parecido al bourguignon de ternera, salvo, claro está, que se cocina mucho más rápido y el hígado es la estrella del espectáculo, no la ternera en dados.

Yo compré hígado de buey en la carnicería de mi esquina, pero también lo encontrarás a la venta en muchos supermercados. Para mi receta, elige hígado de ternera cortado en lonchas bastante finas y sin la membrana fina pero dura que lo rodea. Evite el hígado cortado en lonchas gruesas, ya que tarda demasiado en cocinarse y puede endurecerse durante el proceso.

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Y resulta que a los dos nos encanta el hígado encebollado. Yo prefería el mío con una guarnición de espinacas, que Tim rechazó, hasta que hice espinacas frescas. Ahora estamos de acuerdo. He tardado varios años en aprender a cocinar bien el hígado. Mucha gente lo deja con la consistencia de la cecina o de la piel de zapato y a menudo no está bien sazonado. Vamos a arreglar todo eso.

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Aquí he utilizado hígado de ternera, el de ternera es más tierno, pero también más caro. Es posible que sólo puedas encontrar hígado congelado, así que descongélalo y luego sazónalo con sal y pimienta. Es un paso muy importante. Dale un tiempo al condimento para que aromatice la carne cruda, mejor de un día para otro.

Estoy dispuesto a admitir que el hígado crudo es la cosa menos atractiva del planeta. Aquí está después de secarlo con palmaditas y sigue sin ser bonito. Pero séquelo con palmaditas. Queremos que el hígado quede bien dorado.

Si tiene trozos grandes de hígado, córtelos en dos. Queremos trozos de buen tamaño que quepan fácilmente en la sartén y en el plato. Intenta cortar el hígado en lonchas finas, de lo contrario quedará demasiado hecho por fuera y crudo (blech) por dentro.