Receta de Ají de gallina peruano

Receta de Ají de gallina peruano

Salsa de ají de gallina

El ají de gallina es una tradicional y deliciosa receta peruana, también conocida como ají de gallina. Es una crema espesa, con sabor a nuez y picante, hecha con pollo desmenuzado. Se suele servir con patatas cocidas, arroz, huevos duros y aceitunas.

Lo mejor es disponer de ají amarillo, fresco o incluso seco, pero si no se encuentra, se puede utilizar pasta de ají amarillo (suele venderse en tiendas de alimentación latina). El ají de gallina es un plato rico y sabroso y, aunque es fácil de hacer, lleva su tiempo, ya que requiere mucha preparación, pero el resultado merece la pena.

Cómo servir el ají de gallina El ají de gallina es una receta muy rica que debes servir junto con sus guarniciones. Coloca el arroz a un lado y las patatas en el centro. Vierta el ají de gallina encima y decore con algunas aceitunas negras y un huevo duro cortado por la mitad. Consejos – Puedes utilizar el caldo de pollo para hacer un arroz o una sopa otro día. – Si no tienes ají amarillo peruano, puedes usar pasta de ají y no mezclarla con la leche evaporada.

Ají de gallina en español

Vivimos en Perú un par de años y nos considerábamos en el paraíso gastronómico. La cocina peruana aprovecha la geografía del país (costa, selva, sierra) y su historia (incas, conquistadores españoles, esclavos africanos, trabajadores chinos y muchos otros inmigrantes). Todas estas influencias -diferentes alimentos y técnicas culinarias- han contribuido a crear una cocina absolutamente maravillosa, que sigue evolucionando.

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De los muchos platos peruanos que me gustan, el ají de gallina es uno de mis favoritos. Ají significa chile; el amarillo de este plato procede de los característicos chiles amarillos que simbolizan la cocina peruana (además de un poco de cúrcuma). Gallina significa gallina, en este caso, pollo desmenuzado. Y la parte cremosa, con queso y nueces del plato remite a influencias europeas. Se sirve tradicionalmente con aceitunas negras (que yo tenía a mano) y patatas amarillas cocidas y huevo duro cortado en cuartos (que descubrí tarde que no tenía a mano).

No es un plato difícil de hacer, pero requiere cierto tiempo de preparación, así que si entre semana está muy ocupado, es mejor hacerlo un fin de semana. Yo suelo hacerlo por fases mientras me ocupo de otras tareas de la casa y el jardín.

Historia del ají de gallina

Cocinar la pechuga para que una vez lista, desmenuzarla. Aparte, rallar la cebolla y dorarla. Cuando esté casi lista, agregar el ají amarillo, el ajo y la leche evaporada. Deje que la mezcla se unifique, tome buen sabor e incorpore el pollo desmenuzado.

El ají de gallina no debe ser picante, sugerimos verificar la cantidad de pasta de ají amarillo de acuerdo a la cantidad de pollo que va a preparar. Si está muy picante puedes reducirlo con un poco de caldo de pollo, una rebanada de pan de molde y un poco más de leche evaporada. El pan de molde ayudará a espesar la mezcla cuando la cocines.

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En otra olla preparamos el arroz blanco que tardará 20 minutos desde que haga ojos (el agua se seca). Usa la receta de sal de pisco que damos en nuestro blog para que el sabor de tu arroz sea muy peruano.

Ají de gallina cerca de mí

Kenji es el antiguo director culinario de Serious Eats y actual asesor culinario del sitio. También es columnista gastronómico del New York Times y autor de The Food Lab: Better Home Cooking Through Science.

El único inconveniente es que asar un pollo entero a la parrilla lleva bastante tiempo. Este fue el dilema en el que me encontré el otro día a última hora de la tarde, cuando realmente quería ese pollo ya. Así que, en lugar de prepararlo y planificarlo para el día siguiente, se me ocurrió esta sencilla versión en sándwich que podía comer de inmediato.

El primer paso fue abandonar la idea de asar un pollo entero y centrarme en conseguir los mismos sabores en las chuletas de pollo de cocción rápida que corté de pechugas de pollo deshuesadas y sin piel. Sé que las pechugas de pollo deshuesadas y sin piel tienen mala fama. Yo solía ser una de esas personas que se deshacían de ellas. Pero esta es la verdad: si crees que las pechugas de pollo sin piel están secas o sin sabor, es sólo porque nunca las has cocinado correctamente. Con un poco de técnica y un buen adobo o aliño, la pechuga de pollo puede quedar tan tierna y jugosa como una chuleta de cerdo, y con mucho sabor.

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