Receta de Gazpacho blanco

Ajoblanco

Daniel se unió al equipo culinario de Serious Eats en 2014 y escribe recetas, reseñas de equipos y artículos sobre técnicas de cocina. Anteriormente fue editor gastronómico de la revista Food & Wine y redactor de la sección de restaurantes y bares de Time Out New York.

Hay una jerarquía en el mundo de las sopas de pan: una jerarquía de atractivo. No hace falta mucho para convencer a la mayoría de la gente de que el gazpacho es una idea atractiva. ¿Quién no querría una sopa de tomate fría, cargada de los sabores maduros del verano? El pan es casi una nota a pie de página. Un escalón por debajo está la pappa al pomodoro italiana, una sopa de tomate caliente en la que los trozos de pan se han ablandado hasta adquirir una textura de natillas. Es difícil explicar por qué está tan buena, pero la mayoría de la gente está dispuesta a probarla si le prometes que no se arrepentirá. (Por cierto, nunca se arrepienten).

En algún lugar más abajo de la lista está la ribollita, un guiso toscano de pan y verduras hecho con sobras de minestra porque, seamos sinceros, cualquier cosa en la que “sobras” forme parte del argumento baja automáticamente de categoría. Y luego está la açorda portuguesa, de la que la mayoría de la gente no ha oído hablar y que, en la mayoría de los casos, prefiere dejar así.

Gazpacho blanco comida y vino

Partir el pan en un cuenco y rociarlo con 400 ml de agua helada. Déjelo en remojo durante al menos 30 minutos. Poner el pan en una licuadora con el ajo y las almendras y triturar hasta obtener una pasta homogénea. A continuación, con el motor en marcha, añadir poco a poco el aceite de oliva, seguido del vinagre, 1 cucharadita de sal y suficiente agua helada para que la sopa tenga una buena textura, ni demasiado espesa ni demasiado aguada. Vierta la sopa en cuencos pequeños y fríos y espolvoree uvas en el centro de cada uno. Rociar con un poco más de aceite de oliva y servir enseguida.

Receta de gazpacho blanco de yogur

Más rico, más lujoso y francamente un poco más especial, el gazpacho blanco es una sopa perfecta para empezar una comida. Está en su mejor momento a mediados de verano, cuando los productos están más sabrosos, pero la mayoría de los ingredientes se pueden encontrar durante todo el año, por lo que es una sopa en la que se puede confiar mucho más a menudo que en el gazpacho a base de tomate.

Su base son almendras escaldadas, pan blanco y pepinos. Mi versión, y muchas otras, también incorpora uvas verdes para darle un poco de dulzor y acidez. Las almendras y el pan aportan una textura deliciosa, pero si se quiere evitar el gluten, se puede prescindir del pan.

Como la mayoría de los gazpachos, éste sabe mejor cuando los sabores han tenido tiempo de combinarse. Yo intento prepararlo un día antes de servirlo pero, para ser sincera, también lo he hecho unas horas antes de la cena y sigue estando buenísimo.

Hacer un puré con todos los ingredientes hasta que quede muy suave; puede tardar hasta 5 minutos en conseguir una textura suave y aireada. Si lo desea, cuele la sopa o simplemente pásela a un bol y refrigérela. ¿Quiere hacer trampas? Coloque el bol sobre otro recipiente con agua helada y remueva la sopa constantemente para enfriarla rápidamente.

Gazpacho verde

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